jueves, 13 de mayo de 2010

Pintando el casco

Por fin. Tras repasar una y otra vez el casco, me decido a pintar. Ha llegado un momento de hartazgo total, no por el trabajo en sí, sino por estar ya deseando tenerlo en el agua, navegar. Decido empezar un día, pero cuando voy a hacerlo vuelvo a ver demasiadas imperfecciones. Vuelta a la lijadora y a la espátula y masilla. Así hasta que tomo la decisión, como ya os comenté en la entrada anterior.

Vamos con unas fotitos:

La pintura ya comenté que era de poliestireno alifática de dos componentes. Blanca. Tóxica. Puede aplicarse a rodillo o pistola. Como véis en la foto, lo he hecho a rodillo. No es lo ideal, pero el resultado no es demasiado malo.
No conviene dar muchas pasadas, porque entonces rechupa. Mejor prácticamente una o dos y dejar que la pintura abra. Tiene un poder de cubrición relativamente alto. En el casco he tenido que dar dos manos para que no se vieran las manchas de la masilla.
   Otra foto. El brillo es demasiado alto para mi gusto, pero tampoco pregunté si había pintura satinada. El efecto en la foto es mejor que en la realidad, porque se ven menos las imperfecciones.
Desde otro ángulo. Hay más fotos pinchando en el enlace de picassa. El casco creo que ha quedado bastante digno. Está muy trabajado en los parches y masilla, y al pintar, aunque quedan marcas y no está perfecto, resulta correcto. Mucho mejor que la cubierta. Pero antes, los labios de la orza.

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